LILA: es una cachorrita juguetona y activa, de 7 meses aprox., de tamaño mediano a chico. Fue rescatada en grave estado de salud y gracias a muchas manos sabias y solidarias, LILA está muy bien, salta de alegría todo el tiempo, le fascina jugar y corretear, su colita parece un ventiladorcito siempre encendido, alegre, "besuqueira", reparte saludos y alegría al por mayor. Para ella el mundo es un gran parque de diversiones. Les confieso que me ha costado bastante sacarle una buena foto, ya que ella prefiere jugar y jugar. Está castrada, vacunada y desparasitada.

*Se realiza contrato de adopción y seguimiento. Se entrega en el domicilio del adoptante.

CONTACTO


RITA 156-359-0620 ó docenteargentina@gmail.com

IVAN: precioso mestizo de siberiano, rescatado por Claudia, con una de sus patitas delanteras fracturada, del Hospital Rivadavia, muy flaquito y deteriorado.

Actualmente está totalmente recuperado y súper bien de salud, gracias a Dios, al tratamiento veterinario, al intensivo cuidado del pensionado donde está actualmente y a la colaboración de proteccionistas. Es de tamaño mediano, tiene 2 años aprox, es de lo más dulce y cariñoso, con unos ojos celestes claritos que encandilan (recomiendo lentes para sol, para poder apreciar esa bella mirada), es activo, juguetón y sociable. Se lleva muy bien con gente (grandes y chicos), con otros perritos, es uno de los mejores amigos de ANUBIS, andan "chivateando" todo el día juntos de aquí para allá. Está castrado, vacunado y desparasitado. Ya pide pista para conseguir un hogar, que le devuelva la agradable sensación de pertenecer a una familia.

*Se realiza contrato de adopción y seguimiento. Se entrega en el domicilio del adoptante.

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UN PERRO PARA JESÚS

Yo quisiera que alguien le hubiera dado a Jesús
un perro tan fiel y cariñoso como el mío,
que hubiera dormido junto a Él en el pesebre,
que lo hubiera mirado con amor,
y lo hubiera adorado por ser Divino.
Al crecer Nuestro Señor, lo hubiera seguido
a través de los días y los años,
mientras predicaba a las muchedumbres,
resucitaba a los muertos,
o se arrodillaba en el Huerto de los Olivos para rezar.
Es muy triste saber que Jesús se enfrentó solo a la muerte
sin el amor de un perro que le acompañara
para confortar su corazón.
Y cuando Jesús resucitó la mañana de Pascua
¡que feliz habría sido al ver a su perro
y como éste lamería Sus manos
lleno de alegría por volver a verle!.
Pero, ahora Jesús, ya tiene un perro.
Hace poco que le he enviado al mío
mi viejo compañero, tan querido por mí.
Día tras día, durante mucho tiempo
adonde quiera que fui, cuatro patas decían:
¡Espérame, que voy contigo...!
Y era feliz, corriendo tras mis pasos.
Ahora sonrío a través de mis lagrimas,
en este primer día en que me falta su compañía sabiendo que acompaña a
Jesús en la Eternidad.

Rudyard Kipling